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Read the following article about a new addiction rampant among teenagers. Un estudio dice que un 95% de los adolescentes estadounidenses entre 13 y 17 años tienen su propio teléfono inteligente. De este 95%, la mitad confiesa estar “conectados” casi constantemente, pero también admiten que muchas veces el tiempo que pasan en línea no es agradable. Su actitud hacia esta conexión constante confirma lo que ha sospechado uno de los investigadores tras observar el comportamiento (behavior) de sus hijos: que el uso constante de cualquier aparato no necesariamente implica que el usuario disfruta de (enjoys) usarlo. Para realizar el estudio, tres psicólogos entrevistaron a 300 padres y concluyeron que “los teléfonos inteligentes están cambiando el tejido (fabric) de la vida familiar”. Según su interpretación de los resultados, la mayoría de los padres opina que sus hijos están absortos (absorbed) en el teléfono hasta el punto de que no participan en la vida diaria de sus familias. Un padre dijo que su hija de 16 años nunca ha salido con amigos durante los fines de semana porque su grupo de amigos íntimos se siente más seguro amparado (sheltered) en sus propias habitaciones. No es que no tengan vidas sociales, pero esta vida tiene lugar en sitios virtuales como Instagram y Snapchat. Según los investigadores, aun cuando los hijos adolescentes admiten que están obsesionados, se sienten incapaces de dejar de depender de los teléfonos. Lo peor es que confiesan no estar satisfechos con sus experiencias en línea. Por eso, los investigadores han empezado a comparar lo que le está pasando a esta generación de jóvenes con la epidemia de la cocaína en los años 80 y 90 cuando tantos adultos jóvenes se convirtieron en drogadictos. No importa que “la droga” sea diferente. Las consecuencias son iguales: estos jóvenes adictos a estar conectados todo el tiempo experimentan los mismos síntomas de abstinencia que el drogadicto que intenta desintoxicarse. Una psicóloga que participó en el estudio advierte que, si no paramos esta nueva adicción juvenil, la misma será la próxima crisis de salud pública de los Estados Unidos y gastaremos millones en erradicarla. 1. ¿Es efectivo comparar el uso constante de un teléfono inteligente con el abuso de la droga? ¿Por qué? 2. ¿Te convenció el estudio de que el uso del teléfono está cambiando la vida familiar? ¿Por qué? 3. ¿Estarías de acuerdo si un psicólogo te declara adicto/a a tu teléfono inteligente? ¿Por qué?
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Questions
Reаd the fоllоwing аrticle аbоut a new addiction rampant among teenagers. Un estudio dice que un 95% de los adolescentes estadounidenses entre 13 y 17 años tienen su propio teléfono inteligente. De este 95%, la mitad confiesa estar “conectados” casi constantemente, pero también admiten que muchas veces el tiempo que pasan en línea no es agradable. Su actitud hacia esta conexión constante confirma lo que ha sospechado uno de los investigadores tras observar el comportamiento (behavior) de sus hijos: que el uso constante de cualquier aparato no necesariamente implica que el usuario disfruta de (enjoys) usarlo. Para realizar el estudio, tres psicólogos entrevistaron a 300 padres y concluyeron que “los teléfonos inteligentes están cambiando el tejido (fabric) de la vida familiar”. Según su interpretación de los resultados, la mayoría de los padres opina que sus hijos están absortos (absorbed) en el teléfono hasta el punto de que no participan en la vida diaria de sus familias. Un padre dijo que su hija de 16 años nunca ha salido con amigos durante los fines de semana porque su grupo de amigos íntimos se siente más seguro amparado (sheltered) en sus propias habitaciones. No es que no tengan vidas sociales, pero esta vida tiene lugar en sitios virtuales como Instagram y Snapchat. Según los investigadores, aun cuando los hijos adolescentes admiten que están obsesionados, se sienten incapaces de dejar de depender de los teléfonos. Lo peor es que confiesan no estar satisfechos con sus experiencias en línea. Por eso, los investigadores han empezado a comparar lo que le está pasando a esta generación de jóvenes con la epidemia de la cocaína en los años 80 y 90 cuando tantos adultos jóvenes se convirtieron en drogadictos. No importa que “la droga” sea diferente. Las consecuencias son iguales: estos jóvenes adictos a estar conectados todo el tiempo experimentan los mismos síntomas de abstinencia que el drogadicto que intenta desintoxicarse. Una psicóloga que participó en el estudio advierte que, si no paramos esta nueva adicción juvenil, la misma será la próxima crisis de salud pública de los Estados Unidos y gastaremos millones en erradicarla. 1. ¿Es efectivo comparar el uso constante de un teléfono inteligente con el abuso de la droga? ¿Por qué? 2. ¿Te convenció el estudio de que el uso del teléfono está cambiando la vida familiar? ¿Por qué? 3. ¿Estarías de acuerdo si un psicólogo te declara adicto/a a tu teléfono inteligente? ¿Por qué?
Reаd the fоllоwing аrticle аbоut a new addiction rampant among teenagers. Un estudio dice que un 95% de los adolescentes estadounidenses entre 13 y 17 años tienen su propio teléfono inteligente. De este 95%, la mitad confiesa estar “conectados” casi constantemente, pero también admiten que muchas veces el tiempo que pasan en línea no es agradable. Su actitud hacia esta conexión constante confirma lo que ha sospechado uno de los investigadores tras observar el comportamiento (behavior) de sus hijos: que el uso constante de cualquier aparato no necesariamente implica que el usuario disfruta de (enjoys) usarlo. Para realizar el estudio, tres psicólogos entrevistaron a 300 padres y concluyeron que “los teléfonos inteligentes están cambiando el tejido (fabric) de la vida familiar”. Según su interpretación de los resultados, la mayoría de los padres opina que sus hijos están absortos (absorbed) en el teléfono hasta el punto de que no participan en la vida diaria de sus familias. Un padre dijo que su hija de 16 años nunca ha salido con amigos durante los fines de semana porque su grupo de amigos íntimos se siente más seguro amparado (sheltered) en sus propias habitaciones. No es que no tengan vidas sociales, pero esta vida tiene lugar en sitios virtuales como Instagram y Snapchat. Según los investigadores, aun cuando los hijos adolescentes admiten que están obsesionados, se sienten incapaces de dejar de depender de los teléfonos. Lo peor es que confiesan no estar satisfechos con sus experiencias en línea. Por eso, los investigadores han empezado a comparar lo que le está pasando a esta generación de jóvenes con la epidemia de la cocaína en los años 80 y 90 cuando tantos adultos jóvenes se convirtieron en drogadictos. No importa que “la droga” sea diferente. Las consecuencias son iguales: estos jóvenes adictos a estar conectados todo el tiempo experimentan los mismos síntomas de abstinencia que el drogadicto que intenta desintoxicarse. Una psicóloga que participó en el estudio advierte que, si no paramos esta nueva adicción juvenil, la misma será la próxima crisis de salud pública de los Estados Unidos y gastaremos millones en erradicarla. 1. ¿Es efectivo comparar el uso constante de un teléfono inteligente con el abuso de la droga? ¿Por qué? 2. ¿Te convenció el estudio de que el uso del teléfono está cambiando la vida familiar? ¿Por qué? 3. ¿Estarías de acuerdo si un psicólogo te declara adicto/a a tu teléfono inteligente? ¿Por qué?
Reаd the fоllоwing аrticle аbоut a new addiction rampant among teenagers. Un estudio dice que un 95% de los adolescentes estadounidenses entre 13 y 17 años tienen su propio teléfono inteligente. De este 95%, la mitad confiesa estar “conectados” casi constantemente, pero también admiten que muchas veces el tiempo que pasan en línea no es agradable. Su actitud hacia esta conexión constante confirma lo que ha sospechado uno de los investigadores tras observar el comportamiento (behavior) de sus hijos: que el uso constante de cualquier aparato no necesariamente implica que el usuario disfruta de (enjoys) usarlo. Para realizar el estudio, tres psicólogos entrevistaron a 300 padres y concluyeron que “los teléfonos inteligentes están cambiando el tejido (fabric) de la vida familiar”. Según su interpretación de los resultados, la mayoría de los padres opina que sus hijos están absortos (absorbed) en el teléfono hasta el punto de que no participan en la vida diaria de sus familias. Un padre dijo que su hija de 16 años nunca ha salido con amigos durante los fines de semana porque su grupo de amigos íntimos se siente más seguro amparado (sheltered) en sus propias habitaciones. No es que no tengan vidas sociales, pero esta vida tiene lugar en sitios virtuales como Instagram y Snapchat. Según los investigadores, aun cuando los hijos adolescentes admiten que están obsesionados, se sienten incapaces de dejar de depender de los teléfonos. Lo peor es que confiesan no estar satisfechos con sus experiencias en línea. Por eso, los investigadores han empezado a comparar lo que le está pasando a esta generación de jóvenes con la epidemia de la cocaína en los años 80 y 90 cuando tantos adultos jóvenes se convirtieron en drogadictos. No importa que “la droga” sea diferente. Las consecuencias son iguales: estos jóvenes adictos a estar conectados todo el tiempo experimentan los mismos síntomas de abstinencia que el drogadicto que intenta desintoxicarse. Una psicóloga que participó en el estudio advierte que, si no paramos esta nueva adicción juvenil, la misma será la próxima crisis de salud pública de los Estados Unidos y gastaremos millones en erradicarla. 1. ¿Es efectivo comparar el uso constante de un teléfono inteligente con el abuso de la droga? ¿Por qué? 2. ¿Te convenció el estudio de que el uso del teléfono está cambiando la vida familiar? ¿Por qué? 3. ¿Estarías de acuerdo si un psicólogo te declara adicto/a a tu teléfono inteligente? ¿Por qué?
Suppоse we wаnt tо evаluаte the integral ∫ 3 x 2 - 2 ( x 3 - 2 x ) 4 d x . int frac{3x^2 - 2}{(x^3 - 2x)^4} , dx. What wоuld be the best choice of u u for a u u -substitution?